El legendario músico falleció a los 82 años, dejando tras de sí un legado que marcó la historia del pop y el espíritu californiano

Por: Rodrigo Pujol Del Toro
Brian Wilson, el visionario detrás del sonido brillante, armonioso y melancólicamente soleado de los Beach Boys, falleció a los 82 años. Con él se va una de las mentes más influyentes de la música pop del siglo XX, un artista cuya complejidad emocional se entrelazó con canciones que nos hicieron creer en veranos infinitos, amores adolescentes y paseos en convertible frente al mar.
La familia de Wilson confirmó su muerte este miércoles a través de sus redes sociales. Aunque no se revelaron detalles específicos, se sabe que desde mayo de 2024 el músico estaba bajo una tutela legal por motivos de salud y personales, a cargo de sus representantes de confianza. Con su partida, se apaga la última chispa viva de los tres hermanos que dieron vida a los Beach Boys.
Brian Wilson no solo lideró una de las bandas más queridas del rock clásico, sino que transformó la música popular desde su garaje en Hawthorne, California. Su oído absoluto, su sensibilidad melódica y su incansable búsqueda del “sonido perfecto” lo convirtieron en un pionero comparable con los Beatles, quienes reconocieron abiertamente su influencia.
Un alma frágil, un genio incansable
Wilson fue el corazón artístico de los Beach Boys, pero también su espíritu más atormentado. Detrás de su tímida sonrisa y su melena despeinada, había un hombre acosado por la ansiedad, las alucinaciones auditivas y una presión autoimpuesta por superar sus propios límites creativos. A mediados de los años 60, mientras el resto del grupo seguía de gira, Brian se encerró en el estudio para concebir lo que sería su obra maestra: Pet Sounds.
Este álbum, lanzado en 1966, cambió para siempre las reglas del juego. Con arreglos orquestales, estructuras poco convencionales y una sensibilidad emocional que tocaba fibras profundas, Pet Sounds demostró que el pop podía ser arte. Paul McCartney lo ha citado como su disco favorito y ha confesado que “God Only Knows” lo conmueve hasta las lágrimas.
Pero la vida de Wilson no fue solo de éxito. Tras el tibio recibimiento comercial de Pet Sounds en Estados Unidos y la presión de competir con los Beatles, Wilson cayó en una espiral de depresión y reclusión. El proyecto que debía ser su obra cumbre, Smile, fue archivado por décadas, mientras su salud mental se deterioraba y sus relaciones familiares y creativas se fracturaban.
Una influencia que trasciende generaciones
A pesar de sus batallas internas, Brian Wilson continuó impactando la música mucho después de su apogeo comercial. Artistas como Bruce Springsteen, Carole King, Katy Perry, Tame Impala y Janelle Monáe han citado su influencia. En los 2000, Wilson volvió a los escenarios con una banda de jóvenes músicos que lo veneraban, interpretando Pet Sounds y una versión finalmente terminada de Smile ante multitudes emocionadas.
Las canciones de los Beach Boys —“Good Vibrations”, “Don’t Worry Baby”, “I Get Around”, “California Girls”— siguen siendo himnos atemporales, capaces de evocar la calidez del sol y la nostalgia de la juventud. Incluso para quienes nunca pisaron una playa californiana, la música de Wilson logra capturar ese espíritu dorado y despreocupado que tantos quisieron vivir.
Un legado que vive en cada nota
Más allá de las listas de éxitos y los reconocimientos —el Salón de la Fama del Rock en 1988, múltiples Grammys, documentales y biopics—, el verdadero legado de Brian Wilson está en la forma en que hizo sentir a la gente. Convirtió el pop en un lenguaje emocional, en un refugio para los soñadores y los sensibles.
Hoy, el mundo despide a un poeta del verano, a un alquimista de sonidos que hizo de su vulnerabilidad una obra de arte. Como escribió él mismo: “Wouldn’t it be nice if we were older?” Ahora que el tiempo lo alcanzó, su música queda como testimonio eterno de todo lo que pudo ser.
Buen viaje, Brian. Y gracias por las vibraciones.