En entrevista con Thunder, Angie Bauter nos cuenta sobre la intensidad física y emocional de “Mabel”, una puesta en escena que rinde tributo a Shakespeare y al mismo tiempo desata los demonios del ego, la pasión actoral… y las maldiciones teatrales.

Por Rodrigo Pujol Del Toro
El teatro tiene esas obras que se instalan en el cuerpo como si fueran tatuajes: duelen, emocionan y te marcan para siempre. Eso es lo que pasa con Mabel, una comedia metateatral escrita por Emiliano Dionisi y dirigida por Alonso Íñiguez, que se presenta en el Foro Lucerna hasta el 23 de junio. Y en el centro del huracán escénico se encuentra Angie Bauter comparte escenario con Santiago Zenteno, encarnando una obra que pone a prueba su talento, su resistencia física y su amor por el teatro.
“Mabel es muy divertida, pero también es brutal. Es una obra que habla del ego actoral, del poder y de cómo el teatro puede ser un vicio tan adictivo como sanador”, nos cuenta Bauter entre risas y anécdotas, mientras recuerda lo complicado que ha sido montar esta producción “maldita”. Porque sí, Mabel es, en parte, una reinterpretación de Macbeth, esa obra shakesperiana que muchos en el medio evitan nombrar por sus supersticiones.
Y vaya que algo tiene esta pieza: desde que comenzó su aventura, los incidentes no han parado. “Cuando estrenamos, se fue la luz del teatro. Luego, nuestro director enfermó gravemente, a Santiago le salió una piedra, a mí un mioma… ¡De todo! Y aún así, seguimos en pie”, revela Bauter entre asombro y orgullo.
Una obra que no se detiene ni para respirar
Con tan solo dos actores en escena, Mabel cuenta una doble historia: por un lado, los personajes intentan montar la obra de Shakespeare después de seis años de fracasos; por el otro, el texto se va apoderando de sus cuerpos, revelando tensiones personales, rivalidades, celos y el inquebrantable amor por la escena. El ritmo es vertiginoso, los cambios de personaje son frenéticos y la energía nunca baja.
“Hay un momento en la función donde literal dices: ‘Dios, ¿a dónde se fue mi condición física?’”, confiesa Angie entre carcajadas. “Le decía a Santiago que si esto lo hubiéramos hecho a los 20 años, sin problema, pero ahora sí terminas con el cuerpo gritando. Aun así, es tan divertido, tan lúdico, que todo lo usas a tu favor”.
Y es que Mabel tiene esa magia del teatro bien hecho: conmueve, hace reír, y de paso, educa sin pretensiones. La obra original de Shakespeare se presenta en verso, pero la adaptación está diseñada para ser accesible, ágil y sorpresivamente entendible. “El público sale diciendo: ‘¡Entendí la obra original!’ Y muchos no sabían ni de qué trataba Macbeth. La comedia les permite conectar con la historia sin sentir que están en clase”, dice Bauter.

Actuar con el alma, ensayar con el corazón
La relación actoral entre Angie y Santiago no es nueva. Ambos estudiaron juntos, se formaron como actores y ahora se reencuentran en un escenario exigente. “Lo padre de trabajar con alguien con quien te formaste es que el juego escénico fluye. Antes de cada función, tenemos nuestros rituales. Santiago, por ejemplo, no puede entrar a escena sin su cine shot, y luego empezamos a ‘prejugar’, que es como afinar las señales que solo nosotros entendemos”.
Y aunque la obra es una comedia, también deja espacio para la reflexión, tanto para el público como para los actores. “Es una obra que te hace pensar en por qué seguimos haciendo esto, por qué seguimos amando el teatro a pesar del cansancio, de las malas rachas, de las maldiciones incluso. Pero es que te deja un rush, una adrenalina tan intensa, que sales del escenario queriendo más”.
Mabel es teatro con todas sus letras
Con música original de Fernando Sisniega y Alan Muciño, vestuario de Anabel Ortega y escenografía de Mauricio Arizona, Mabel es una obra redonda que se burla del drama mientras lo honra. Y aunque parezca ligera por momentos, su contenido es profundo, político y actual.
“Habla del poder, de la ambición, del control, y lo hace desde una mirada que conecta con lo que estamos viviendo hoy en el mundo. La gente se sorprende de cómo un clásico puede tener tanto que decir todavía”, agrega Bauter.
¿Qué sigue para Angie Bauter?
“Mabel” no es el final del camino para Angie. De hecho, 2025 pinta como uno de sus años más teatrales. “Viene ‘Zanahorias’, que estrenamos en agosto en el Foro Lucerna también, luego una gira por Guadalajara con ‘La mecánica de los años’, y en septiembre estrenamos ‘Éxtasis de Yesanta’, un clásico griego con puras mujeres en el CENART”.
Así que si aún no has visto Mabel, estás a tiempo. Las últimas funciones serán los tres lunes restantes de la temporada. “Es una obra que te marca. No se la pierdan. Y si ya la vieron, regresen. Hay quienes la han visto cinco veces”, asegura Angie.
🎭 “Mabel”
📍 Foro Lucerna (Teatro Milán)
📅 Hasta el 23 de junio | Lunes
🎟️ Boletos en Ticketmaster y taquillas
🔗 https://www.ticketmaster.com.mx/mabel-boletos/artist/3110011
¿Quieres más historias de escena y pasión teatral?
Sigue leyendo Thunder, donde el telón nunca baja