
En un movimiento sin precedentes, el gobierno mexicano ha extraditado a 29 destacados narcotraficantes a Estados Unidos, entre ellos Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara y conocido como el «Narco de Narcos». Esta acción se produce en medio de intensas negociaciones para evitar la imposición de un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas, anunciado por el presidente Donald Trump.
Además de Caro Quintero, la lista de extraditados incluye a los hermanos Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales, líderes de Los Zetas, y a Antonio Oseguera Cervantes, alias «Tony Montana», presunto operador financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Estas figuras clave del narcotráfico fueron entregadas a autoridades estadounidenses en diversas ciudades, incluyendo Chicago, Houston, Nueva York y Washington.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha intensificado los esfuerzos contra el narcotráfico, buscando demostrar el compromiso de México en la lucha contra el crimen organizado. Esta colaboración con Estados Unidos no solo busca fortalecer la seguridad interna, sino también mantener relaciones comerciales estables y evitar sanciones económicas que podrían afectar gravemente la economía mexicana.
La extradición de Caro Quintero es especialmente significativa, ya que es acusado del asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena en 1985, un caso que ha sido una piedra angular en las relaciones antinarcóticos entre ambos países. Su entrega, junto con la de otros capos, marca un hito en la cooperación bilateral y envía un mensaje contundente sobre la determinación de ambos gobiernos para combatir el narcotráfico.
Sin embargo, expertos advierten que estas acciones podrían desencadenar una escalada de violencia a corto plazo en México, ya que las estructuras criminales podrían reorganizarse o disputarse el control de territorios. La situación subraya la complejidad de la lucha contra el narcotráfico y la necesidad de estrategias integrales que aborden tanto la seguridad como el desarrollo social y económico en las regiones más afectadas.
Este episodio destaca la intersección entre política, economía y seguridad en la relación México-Estados Unidos, y cómo decisiones en una esfera pueden tener repercusiones significativas en las demás. La cooperación continua y el entendimiento mutuo serán esenciales para enfrentar los desafíos compartidos en materia de crimen organizado y comercio internacional.