Entre las paredes centenarias de La Privada Roja, crecen propuestas que redefinen el sabor con identidad e historia.
Desde el mezcal artesanal hasta la alta cocina ibérica, proyectos como Shuncu, Mexcalísimo y L’Ostia celebran la riqueza sensorial del mundo con un enfoque auténtico y consciente. Aquí, se saborea con todos los sentidos.
MEXCALÍSIMO: UN SANTUARIO DE AGAVE, TIEMPO Y TRADICIÓN
Mexcalísimo, Santuario de Mezcal es mucho más que una cata: es una experiencia inmersiva pensada para honrar el proceso artesanal y ancestral del mezcal, elaborado por pequeñas comunidades indígenas oaxaqueñas.
Aquí, el mezcal no es un producto: es un relato. Los visitantes pueden aprender desde el cultivo del agave hasta su transformación, pasando por degustaciones guiadas, maridajes con cocina tradicional oaxaqueña, chocolates, puros y talleres de coctelería.
Cada sesión es una oportunidad para conectar con el alma de Oaxaca, disfrutando mezcales hechos con distintas especies de agaves silvestres, en un ambiente que respeta y celebra sus raíces.

L’OSTIA: LA GASTRONOMÍA ESPAÑOLA DESPIERTA EN LA SAN RAFAEL
En la Ciudad de México, dentro de un inmueble con más de 100 años de historia —La Privada Roja, en la colonia San Rafael— se encuentra L’Ostia, un restaurante que fusiona tradición, sabor y elegancia.
Por las mañanas, sus desayunos mexicanos y europeos conquistan desde el primer bocado: chilaquiles a la cazuela con picaña, huevos benedictinos, croque madame y huevos rotos con jamón serrano son solo algunas de las opciones.
A partir de la una de la tarde, el menú se convierte en un homenaje a la cocina española: paellas, fideuá, montaditos, fabada asturiana, cazuelas de mariscos y pulpo a la gallega, maridadas con vinos seleccionados de distintas regiones de España y el mundo.
Un espacio ideal para quien busca una experiencia gastronómica de alto nivel, sin perder el sabor de lo hecho con honestidad.

SHUNCU: EL MEZCAL CON SENTIDO QUE CONQUISTA PALADARES
Desde Santa Catarina Minas y Matatlán, dos de las grandes “Mecas del mezcal” en Oaxaca, nace Shuncu, una marca que rinde homenaje al conocimiento profundo de la tierra y el fuego.
La palabra shuncu proviene del zapoteco y significa “el consentido de la familia”. Ese es el espíritu con el que Dominique Reveilhac (Francia) y Roberto Larrañaga (México) fundaron esta etiqueta, que ya ha sido reconocida con tres medallas en menos de un año, incluyendo oro en cata ciega por la revista CAVA.
Shuncu destaca por su carácter premium y su búsqueda de calidad sin concesiones. Está disponible en restaurantes de prestigio, cadenas hoteleras y en expansión nacional e internacional, pero sin perder el espíritu artesanal que lo distingue.
Más que una bebida, es una declaración de valores: respeto por el origen, excelencia técnica y pasión por compartir lo mejor de México con el mundo.

En La Privada Roja, el pasado no solo se preserva: se reinventa a través del sabor, la memoria y la hospitalidad.
Este enclave en San Rafael no es solo una joya arquitectónica, sino un espacio vivo donde el mezcal, la cocina y la tradición dialogan con la contemporaneidad. Aquí, lo sensorial se convierte en lenguaje y cada experiencia es una forma de honrar el origen.
Porque en un mundo que avanza rápido, volver al ritual del gusto —con conciencia y raíces— es una forma de resistencia y de belleza.
Degustar la cultura es, también, una manera de habitarla.