Aunque parece solo una molestia estética, el vello en las orejas podría estar revelando mucho más de lo que imaginas sobre tu edad, tus hormonas… y hasta tu fertilidad.
Por Ángel De Alba
¿Te has sorprendido frente al espejo notando unos pelitos que brotan como antenas en la entrada de tus oídos? ¿O has visto a tu papá, a tu jefe o a ese galán madurito con un auténtico jardín auditivo? Aunque el vello en los oídos ha sido motivo de bromas (y de pinzas desesperadas), la ciencia tiene algo que decir al respecto, y lo que revela no es tan superficial como parece.
Primero lo básico: sí, es completamente normal. El cuerpo humano tiene folículos pilosos prácticamente en todas partes, y los oídos no son la excepción. Sin embargo, hay una diferencia importante entre el vello microscópico que todos tenemos en el canal auditivo —que ayuda a protegernos del polvo y las bacterias— y los pelos gruesos, oscuros y visibles que comienzan a crecer en el exterior de las orejas o justo en la entrada. Estos últimos, por lo general, aparecen a partir de los 35 o 40 años y son más comunes en hombres. Pero, ¿por qué?
La respuesta está en las hormonas. Al envejecer, especialmente en los hombres, los niveles de testosterona se desbalancean, lo que puede estimular ciertos folículos pilosos que antes estaban en reposo. Algunos estudios incluso han relacionado el crecimiento excesivo de vello en zonas como los oídos o la nariz con una sensibilidad aumentada a los andrógenos (las hormonas masculinas), más que con la cantidad total de testosterona.
Y aquí viene lo picante: aunque no es una regla general, algunos especialistas en salud hormonal y sexual aseguran que esta sensibilidad a los andrógenos podría estar relacionada con un impulso sexual más activo o con una virilidad más acentuada. En otras palabras, ese señor con orejas peludas quizá tenga las hormonas… muy despiertas.
Por otro lado, existe una teoría popular (no confirmada del todo por la ciencia) que sugiere que el vello en los oídos podría estar vinculado a una mayor propensión a enfermedades cardiovasculares. Un estudio en India en los años 80 generó cierta alarma al asociar esta característica con mayor riesgo de infarto, aunque investigaciones más recientes no han logrado replicar esos hallazgos.
¿Y las mujeres? Aunque es menos frecuente, también pueden notar el crecimiento de vello en los oídos, sobre todo tras la menopausia, cuando los niveles de estrógeno bajan y la testosterona puede ganar terreno.
Entonces, ¿qué puedes hacer si ya estás notando esa selva en tus orejas? Las opciones van desde la depilación con pinzas o cera (¡con mucho cuidado!) hasta tratamientos con láser para una solución más duradera. Eso sí, si el vello te crece dentro del canal auditivo, lo mejor es no meterte nada tú mismo y acudir a un especialista para evitar infecciones o lesiones.
En resumen, el vello en los oídos es mucho más que un problema de estética: es un marcador silencioso del paso del tiempo, de tu estado hormonal y quizá de otros aspectos de tu salud general. Así que la próxima vez que te mires al espejo, en lugar de avergonzarte, pregúntate: ¿qué me está diciendo mi cuerpo con estos pelitos?
Spoiler: podría estar diciendo más de lo que crees.