Tangamandapio, el “pueblito de crepúsculos arrebolados” que sí conoció Jaimito el carteroUna visita real, entrañable y con sabor a nostalgia que marcó al personaje más querido de El Chavo del 8

Por: Rodrigo Pujol Del Toro
Aunque muchos pensaban que era solo una frase simpática del querido Jaimito el cartero, interpretado por Raúl “Chato” Padilla en El Chavo del 8, la realidad es que Tangamandapio sí existe, está en Michoacán y fue visitado por el actor en 1983. Hoy, esa entrañable visita sigue siendo motivo de orgullo para el municipio y una anécdota viva de cómo la televisión puede poner en el mapa a un pequeño rincón del país.
La Secretaría de Turismo de Michoacán, encabezada por Roberto Monroy García, rescató del baúl de los recuerdos unas imágenes que documentan aquel viaje tan especial. En las fotos vemos a Padilla caminando por las calles del pueblo, posando en la oficina de correos local e, incluso, acompañado de Roberto Escobar, alias “Tito el cartero”, el verdadero cartero de Tangamandapio, quien recibió a su alter ego con los brazos abiertos.

Con un gabán típico michoacano bordado con la palabra “Tangamandapio” —de origen purépecha y que significa “tronco podrido que se mantiene en pie”—, el actor convivió con los habitantes, pedaleó una bicicleta por las calles del pueblo y disfrutó de la calidez de la gente, en un gesto que fue tan auténtico como su personaje.
Esa visita no fue solo un gesto simbólico: fue un encuentro entre ficción y realidad que dejó huella en la memoria colectiva del pueblo y de los fans de la serie. El Chavo del 8 no solo dio fama internacional a este «hermoso pueblito con hermosos crepúsculos arrebolados», sino que lo convirtió en un símbolo del México profundo, lleno de identidad y ternura.
Ubicado a tan solo 165 kilómetros al oeste de Morelia, Tangamandapio es hoy un destino turístico que combina tradición, gastronomía y una historia encantadora ligada a uno de los personajes más icónicos de la televisión mexicana. Aquí, los visitantes pueden saborear el verdadero sabor de Michoacán con platillos como atole, pozole, churipo y las inconfundibles corundas. Además, se pueden admirar joyas arquitectónicas como la parroquia de San Francisco de Asís y la parroquia de Santiago Apóstol, ambas del siglo XIX.

Así que si alguna vez te preguntaste si Jaimito el cartero realmente conoció su tierra natal, la respuesta es sí. Y su paso por Tangamandapio sigue siendo una carta de amor entre la cultura popular y la magia de los pueblos mexicanos.
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