Con una estética ritual y poderosa, la pieza escrita y dirigida por Kaleb Oseguera y Nathalia Fuentes llega al Teatro Benito Juárez para cuestionar qué tanto de lo que llamamos “civilización” es realmente humano
Por Rodrigo Pujol Del Toro

Sin filtros, sin concesiones y sin miedo al silencio, la compañía La Historia de Todxs presenta Silvestre, una obra que desmantela la idea del progreso humano y la pone frente al espejo de su peor enemigo: la naturaleza. Desde el 17 hasta el 27 de julio, el Teatro Benito Juárez será el escenario de esta experiencia escénica que funciona como ritual, grito, conjuro y espejo.
Escrita por Kaleb Oseguera y dirigida por él mismo junto a Nathalia Fuentes, Silvestre es mucho más que una puesta en escena. Es un manifiesto escénico que, a través del teatro performático con objetos, se mete de lleno en las entrañas de la humanidad para preguntarse:
¿Qué nos civiliza y qué nos deshumaniza? ¿A qué renunciamos en nombre del progreso? ¿Es el lenguaje un puente o una frontera?
El elenco, conformado por Andrea Cosette Borges y Raúl Josephe Meléndez, se lanza a un viaje físico y simbólico que no busca respuestas fáciles, sino generar incomodidad y despertar conciencia. Ellos dan cuerpo y alma a un texto que explora el contraste entre el ser humano domesticado por la cultura y el instinto silvestre que persiste, aunque lo neguemos.
Un montaje que toca fibras ancestrales
El término “silvestre”, que usualmente se asocia con lo incivilizado o lo bárbaro, aquí se convierte en un grito de libertad. La obra se apoya en una escenografía casi ritual –diseñada por Ángela Leyva–, una iluminación que muta como organismo vivo a cargo de Óscar Salem, y un diseño sonoro en vivo realizado por Vania Fortuna que golpea directo al plexo solar.
Lo visual y lo sonoro se construyen muchas veces en tiempo real, con un proyector de acetatos que funciona como objeto arcaico y encantador, capaz de transformar el escenario en un espacio donde lo simbólico se hace carne.
Desde un trono que se tambalea sobre lápidas hasta un rifle que apunta al espectador como si todos fuéramos parte del problema, Silvestre no escatima en imágenes perturbadoras. No para escandalizar, sino para recordarnos lo que la historia ha tratado de borrar: que la humanidad también es animal, tierra, polvo y silencio.

Un teatro que se siente como conjuro
La obra evoca los postulados de Artaud y Grotowski sobre el teatro como un acto ritual. El espectador no sólo mira, sino que entra en un trance colectivo donde lo efímero se vuelve inolvidable. Hay escenas que queman y otras que limpian. Imágenes que incomodan y otras que reconcilian.
Como ese instante en el que el lenguaje se rompe, se balbucea, se descompone… para volverse sonido primitivo. O ese final en el que piedras y arbustos parecen heredar el planeta ante nuestra extinción inevitable. Es teatro, sí, pero también es poesía visual, coreografía del caos y performance espiritual.
Fechas, horarios y dónde ver esta experiencia
Silvestre se presenta del 17 al 27 de julio en el Teatro Benito Juárez, ubicado en Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc. Las funciones serán:
- Jueves y viernes a las 20 h
- Sábados a las 19 h
- Domingos a las 18 h
La entrada general cuesta $204 pesos, disponibles en taquilla o en Ticketmaster. Esta obra forma parte de la programación de la Secretaría de Cultura de la CDMX y cuenta con el respaldo del Circuito Nacional de Artes Escénicas Chapultepec Títeres y Objetos.
Para más información, visita teatros.cultura.cdmx.gob.mx o descarga la app TeatrosCDMX.
Prepárate para ser removido, tocado, confrontado. Porque Silvestre no es solo teatro: es un regreso a lo que somos cuando nos quitamos el disfraz de humanidad.