Inspirado en la orquídea mexicana y los cantos florales nahuas, este destilado premium llega para conquistar a quienes entienden el lujo como un ritual lento, consciente y profundamente sensorial.
Por Rodrigo Pujol Del Toro
En un mundo donde todo va deprisa, Laelia se planta con intención. No viene a gritar que es el nuevo mejor tequila. Viene a recordarte que lo que vale, toma tiempo. Inspirado en la delicadeza de la orquídea mexicana y los cantos florales ceremoniales nahuas, este nuevo destilado —creado en Amatitán, Jalisco— representa un regreso al origen: la tierra, el agave, el tiempo y el respeto por los procesos.
Laelia es una joya líquida nacida de la cuarta generación de productores de agave, ahora transformada en una obra personal de Fernando Pérez Ontiveros, su fundador, quien apostó por el legado familiar y la reinvención silenciosa del lujo. El resultado son dos expresiones impecables: Laelia Blanco, terroso, elegante y lleno de matices de agave y pimienta; y Laelia Reposado, floral, tostado, complejo pero honesto.
Ambos destilados se elaboran en Casa Natima, su propia destilería en Jalisco, donde también cultivan el agave. Todo se hace lento: cocción en hornos de mampostería, molienda en tahona, fermentación natural, doble destilación en cobre… nada industrial. Todo cuidado. Todo ritual.
Laelia no solo es tequila: es diseño, es herencia, es conciencia. Está pensado para los que saben que el arte está en los detalles, que el lujo es silencioso y que la naturaleza tiene memoria.
Laelia está disponible actualmente en Estados Unidos, así como en Guadalajara y la región del Bajío, y próximamente llegará a la Ciudad de México, con planes de expansión a nivel nacional. Su propósito es conectar con quienes valoran las historias auténticas, el diseño con propósito y los productos elaborados con respeto por la tradición.
Síguelo de cerca. Porque algunos espíritus no se beben. Se viven.
