Elegancia sin etiquetas: LIÂN PORTUGÂL y las voces que están resignificando la moda inclusiva en México

Una marca mexicana de sastrería consciente que reúne a actrices, actores y modelos para apoyar a niñas y mujeres con alopecia areata

Escrito por: Rodrigo Pujol Del Toro

En una industria que todavía insiste en dictar tallas, géneros y cuerpos “correctos”, la aparición de propuestas que desafían el molde se siente casi como un acto de resistencia. Desde México, LIÂN PORTUGÂL llega justo a ese lugar: al punto donde la elegancia inclusiva deja de ser discurso y se convierte en prenda, en trazo, en historia. Fundada por las hermanas Yazmín e Irammi Portugal, esta marca nace con una premisa clara: la elegancia no se mide por centímetros, edad o género, sino por la capacidad de ser tú mismo sin pedir permiso.

Su filosofía se aleja de la moda rápida y del uniforme aspiracional que promete pertenencia a cambio de renunciar a la autenticidad. En cambio, LIÂN PORTUGÂL habla de sastrería artesanal, de tiempo bien invertido y de esa belleza que no busca la perfección, sino la coherencia entre lo que llevas puesto y quién eres. Las siluetas son atemporales, los cortes fluyen con libertad y los materiales honran el trabajo manual, creando piezas que abrazan cuerpos diversos en lugar de intentar forzarlos a una forma única.

Es importante redefinir la elegancia desde la diversidad, la empatía y el arte de ser sin etiquetas”, plantean desde la marca. Es una declaración de principios que se siente en cada detalle: desde la caída de un saco que no distingue si lo lleva un hombre, una mujer o una persona no binaria, hasta la forma en que las prendas dialogan con el movimiento real, con la vida fuera de la pasarela. Aquí no hay “tendencia obligatoria”, hay identidad en construcción.

La campaña que presenta esta nueva etapa de LIÂN PORTUGÂL viene acompañada de un grupo de embajadores que funcionan más como voces aliadas que como modelos tradicionales. Son figuras del cine, el teatro y la moda que comparten una sensibilidad común: la de entender que la ropa también comunica valores. Entre ellos están Naian Norvind, actriz que ha hecho de la vulnerabilidad y la fuerza femenina su sello interpretativo; Francisco de la Reguera, actor y director que se mueve con naturalidad entre la comedia, el drama y los discursos incómodos; David Montalvo y Daniel Fuentes Lobo, actores que representan a una generación masculina que se permite emoción y suavidad sin renunciar a su carácter; y Camila Solórzano, modelo que ha reivindicado, frente a los estándares tradicionales, la idea de que cada cuerpo tiene su propio lenguaje estético.

Ellos no solo visten las piezas, las encarnan. La propuesta de LIÂN PORTUGÂL se aleja del ideal de perfección rígida: se ve mejor cuando la ropa se mezcla con gestos, risas, cicatrices, historias personales. La elegancia se vuelve entonces algo vivo, un diálogo entre prenda y persona que trasciende el género y la talla. Más que influencers, estos embajadores funcionan como espacios de posibilidad, recordándonos que la moda puede ser un lugar seguro para probar, fallar y volver a ser.

Pero el impacto de LIÂN PORTUGÂL no se queda en la estética. Desde su origen en Guanajuato, la marca integra un proyecto social profundamente necesario: el impulso a una futura fundación dedicada a niñas y mujeres con alopecia areata, una condición autoinmune que provoca la pérdida parcial o total del cabello. Más allá de las implicaciones físicas, la alopecia toca fibras profundas de la autoestima, la identidad y la pertenencia en un mundo que sigue vinculando el cabello con la feminidad, la juventud y el “verse bien”.

LIÂN PORTUGÂL busca intervenir justo ahí: en ese cruce entre imagen, vulnerabilidad y sanación. A través del arte, la moda y la sororidad, el proyecto plantea generar espacios de acompañamiento emocional donde niñas, adolescentes y mujeres puedan reconstruir su relación con el espejo y con su propia narrativa. La apuesta es crear experiencias en las que la ropa no sea armadura ni máscara, sino herramienta para reconciliarse con el cuerpo, para verse con cariño incluso cuando el mundo ha sido poco amable.

En lugar de usar el término “imperfecciones”, la marca habla de singularidades. La alopecia deja de ser solo un diagnóstico clínico y se vuelve punto de partida para conversaciones sobre autoaceptación, diversidad corporal y derecho al estilo más allá de las expectativas externas. El mensaje es poderoso: incluso si el cabello desaparece, la historia, la fuerza y la elegancia no lo hacen.

La estética de LIÂN PORTUGÂL acompaña esta visión desde lo visual: paletas sobrias, cortes limpios, prendas que permiten que la persona sea protagonista. Es moda que no grita para llamar la atención, sino que se acerca, escucha y se adapta. En tiempos donde la saturación visual y el consumo impulsivo dominan, esta marca apuesta por algo contracultural: prendas que duran, que se heredan, que acompañan procesos personales.

Desde el discurso, la marca también cuestiona la supuesta neutralidad de la elegancia clásica. ¿Elegancia para quién? ¿decidida por quién? Aquí, la respuesta se construye desde un lugar distinto: elegancia como empatía, como capacidad de mirar al otro sin filtros de prejuicio, como gesto de respeto hacia la historia de cada cuerpo. El blazer deja de ser símbolo de poder rígido para volverse símbolo de presencia; el pantalón sastre no es solo uniforme, es territorio para habitarte sin culpa.

En esa lógica, LIÂN PORTUGÂL se alinea con una nueva ola de marcas mexicanas que entienden la moda no como pedestal, sino como plataforma de conversación. Sus embajadores no son maniquíes perfectos, sino personas que se declaran abiertamente a favor de una belleza que no excluye, que se atreve a integrar fragilidad, procesos de salud mental, transiciones de género, cuerpos en cambio. La marca funciona como puente entre el diseño de autor, el activismo suave y la acción concreta a través de su futuro trabajo con comunidades de niñas y mujeres con alopecia areata.

Para quienes consumen moda buscando algo más que una foto en redes, LIÂN PORTUGÂL ofrece justamente eso: prendas con relato, con causa y con textura emocional. La invitación no es solo a vestirse diferente, sino a repensar qué llamamos “estar bien vestido”. Tal vez, en este nuevo mapa, la verdadera elegancia sea poder mirarte al espejo –con o sin cabello, con o sin etiquetas– y reconocerte.

La historia de esta marca apenas comienza, pero su punto de partida ya la coloca en una conversación urgente: ¿cómo se ve una moda que no excluye? ¿qué pasa cuando la sastrería se hace cargo de la diversidad real y no solo de la tendencia del momento? Desde México, LIÂN PORTUGÂL propone una respuesta: elegancia como acto de libertad, inclusión como punto de partida y acompañamiento como hilo conductor.

Porque en un mundo que todavía intenta uniformarnos, elegir una prenda que te permita ser más tú también es una forma de resistencia.

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