El verano nos pone a prueba. Entre olas de calor y lluvias intensas nuestro cuerpo sufre más de lo que creemos. El verdadero reto está en cómo cuidarnos en medio del caos cotidiano. ¿La clave? Hidratarse de forma constante, inteligente y accesible con Peñafiel.

Por Rodrigo Pujol Del Toro
No es exageración decir que el agua es vida. Literalmente, el 60% de nuestro cuerpo está compuesto por ella. Y cuando no la consumimos en cantidad suficiente, lo pagamos caro: menos concentración, más fatiga, cambios de humor, bajo rendimiento físico y hasta problemas digestivos. Según el Instituto Nacional de Salud Pública, basta con perder solo un 2% de agua corporal para que nuestro cuerpo empiece a resentirlo. El problema es que, en nuestra rutina acelerada, pocas veces tomamos agua antes de tener sed… y ahí es donde empieza el desastre.
La Organización Mundial de la Salud ha sido clara: debemos beber líquidos de manera constante, especialmente en temporadas como el verano. No esperar a tener sed. No dejarlo “para después”. Pero, ¿cómo lograrlo cuando pasamos más de 10 horas entre pendientes, traslados y juntas virtuales? La clave está en convertirlo en un hábito accesible y amigable, y no en una obligación pesada.
En este sentido, marcas como Peñafiel se han convertido en aliadas reales del bienestar. Su línea de agua mineral sin sellos de advertencia ofrece una opción fresca, burbujeante y saludable, ideal para quienes buscan variar sin poner en riesgo su salud metabólica. Y si el antojo pide un poco más de sabor, Peñafiel Soft sin azúcar llega al rescate: cero calorías vacías, perfecto para acompañar las comidas o refrescar la tarde sin culpa.
Y no, no se trata de reemplazar el agua simple, sino de sumar alternativas que ayuden a sostener el hábito. De hecho, un estudio reciente de The American Journal of Clinical Nutrition respalda esta idea: las bebidas carbonatadas sin calorías pueden formar parte de la rutina de hidratación sin comprometer el estado hídrico del cuerpo.
Pero vamos más allá: una hidratación efectiva no puede estar aislada de otros hábitos. Dormir bien, comer balanceado, hacer pausas activas y practicar el autocuidado son factores clave para sentirnos plenos. Y cada vaso de agua (o de Peñafiel) puede ser el recordatorio de que merecemos cuidarnos, aunque el mundo allá afuera esté hecho un caos.
Porque sí, cada pequeño gesto cuenta. Y si en ese camino podemos contar con opciones refrescantes, seguras y accesibles, la salud deja de ser un esfuerzo aislado para convertirse en un estilo de vida. Uno que no depende del clima, ni de modas, ni de promesas vacías, sino de decisiones conscientes como tomar ese primer sorbo del día.
La próxima vez que tomes un vaso de agua, recuérdalo: el bienestar empieza contigo.
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