La versión mexicana del clásico de Andrew Lloyd Webber llega al CCT2 con 54 niñas y niños en escena, dirección de Ricardo Díaz y la dirección vocal y producción asociada de Laura Cortés

Escrito por: Rodrigo Pujol Del Toro
El rock tomó el Centro Cultural Teatro 2. Desde el 22 de noviembre, la esperada producción de “School of Rock” encendió el escenario de la Ciudad de México con una mezcla explosiva de humor, emoción y música en vivo, basada en la icónica película que conquistó al público alrededor del mundo. En esta versión, la irreverencia de la historia se cruza con algo muy poderoso: el talento de decenas de niñas, niños y adolescentes mexicanos que tocan, cantan y actúan en vivo.
Bajo la dirección escénica de Ricardo Díaz y la dirección vocal y producción asociada de Laura Cortés, esta puesta en escena mantiene intacto el espíritu rebelde del musical original de Broadway —creado por Andrew Lloyd Webber, con letras de Glenn Slater y libreto de Julian Fellowes—, pero lo acerca a un público local con una energía fresca y una apuesta clara por el talento joven.
En entrevista, Laura Cortés lo resume como “un reto impresionantemente maravilloso”. No aparece sobre el escenario, pero es una de las mentes creativas clave en el backstage: “Estoy feliz. Trabajo con tanto niño talentoso y con tanto elenco talentoso… verlos tocar en vivo es impresionante”.
La historia sigue siendo la que el público conoce: Dewey Finn, un apasionado del rock que sueña con alcanzar la fama, se hace pasar por maestro sustituto en una escuela de prestigio y descubre que sus alumnos tienen un talento musical escondido. A partir de ahí, la sala de clases se convierte en sala de ensayo, los pupitres en plataforma de concierto y la banda escolar en un acto capaz de desafiar a la autoridad a punta de guitarras, batería y actitud.
En el escenario, la cabeza de compañía recae en Andy Zuno, quien interpreta a Dewey y marca su regreso a los grandes musicales después de su paso por “Mentiras”. “Canta, baila, actúa… tiene una capitanía escénica maravillosa”, cuenta Laura. Junto a él, Jimena Cornejo y, en algunas funciones, Axel Sánchez se alternan en la historia y completan el eje adulto del elenco, al que se suma un ensamble de actores consolidados del teatro musical mexicano: “puros lobos de mar”, como los define Cortés.
Pero el verdadero corazón de esta School of Rock late en sus elencos infantiles y teens. El montaje trabaja con 54 niñas, niños y adolescentes, organizados en 12 elencos; en cada función se presentan 16 intérpretes menores de edad. Las edades van desde los 7 hasta los 12 años en el elenco infantil, y de los 13 a los 16 en el elenco teen. Todos tocan, cantan o actúan en vivo.
El proceso de preparación fue tan intenso como meticuloso. Laura Cortés estuvo cuatro meses diarios trabajando con ellos: “Los preparé en canto, música, activación mental, textos, expresión corporal… todo. Es padrísimo verlos gozar ese talento, ver cómo tocan los instrumentos, cómo cantan, cómo bailan”. En algunos momentos, la banda de músicos profesionales se detiene para que sean los niños quienes sostengan la escena musicalmente. “Se callan para que toquen nada más los niños, y no oyes la diferencia”, dice, orgullosa.
Uno de los grandes aciertos de esta versión es que respeta la partitura y la estructura del musical original sin caer en la tropicalización forzada. Hubo trabajo de adaptación vocal al español, sí, pero con delicadeza. “Se hicieron ajustes para que sonara natural, pero no la tropicalizamos. Muchas obras pierden esencia cuando se tropicalizan. Esta está tal cual escrita por Andrew Lloyd Webber; solo cuidamos que el español fluyera en boca de los actores y los niños”, explica Cortés, quien trabajó codo a codo con el director Ricardo Díaz para afinar cada frase cantada.
El resultado es una School of Rock que suena a Broadway, pero vibra a ritmo mexicano: respetuosa del material original, apoyada en una dirección musical exigente y sostenida por un elenco que combina experiencia y frescura. La producción ejecutiva corre a cargo de Claudia Rangel, con Alejandro Zermeño como director residente, y un ensamble adulto que apuntala la energía desbordada del elenco juvenil.
La temporada, por ahora, es corta pero intensa: cinco fechas en total —22 y 29 de noviembre, y 6, 13 y 20 de diciembre, con dos funciones por día a las 11:00 a.m. y 1:30 p.m., en el Centro Cultural Teatro 2, arriba del Metro Cuauhtémoc. Los boletos están disponibles en taquilla y a través de Ticketmaster, y la producción ya adelanta que hay planes de cambio de teatro y posibles giras para 2026. “Esto no puede terminar aquí. Está siendo un boom muy padre. Los niños gritan, se vuelven locos en el público”, adelanta Laura.
Además del musical, Cortés ya prepara su agenda para el próximo año: seguirá ligada a School of Rock, llevará sus masterclass de comedia musical por distintas ciudades del país y alista un concierto a dos voces junto a su hermana, con banda en vivo e invitados especiales, entre ellos el propio Andy Zuno.
School of Rock se presenta como algo más que una tarde de teatro familiar. Es, en palabras de su directora vocal, “una gran educación para los niños y para los adultos también”: una lección sobre disciplina, trabajo en equipo, confianza y el poder de la música para transformar no solo una clase… sino una vida entera.
Además de su trabajo en “School of Rock”, Laura Cortés ofrece clases de canto y masterclass de comedia musical para alumnos de todos los niveles, tanto de manera particular como para escuelas, compañías y proyectos teatrales en cualquier parte de la República. Quienes deseen llevar sus talleres a su ciudad o agendar clases personalizadas pueden contactarla directamente al 55 23 11 93 62 o a través de sus redes sociales como @laucortes777 y @lauracortesoficial.
Para más información y adelantos del montaje, la producción mantiene activa la cuenta de Instagram @schoolofrockmx, donde comparte momentos del proceso, elenco y funciones.