Destino Dos Equis Mérida: la noche íntima que convirtió una hacienda en festival secreto

Una experiencia musical curada al milímetro, con vibra de festival pero corazón de fiesta privada en Hacienda Susulá.

Por Rodrigo Pujol Del Toro

En Mérida, donde las noches de invierno se sienten eternas y cálidas al mismo tiempo, Destino Dos Equis Mérida tomó la Hacienda Susulá y la convirtió en algo más que un venue: en un escenario íntimo donde la música, el diseño y la energía de la gente se alinearon para vivir una de las noches más comentadas de la temporada. De la mano de Cerveza Dos Equis, la experiencia apostó por algo claro: menos masivo, más cercano; menos ruido, más momentos que se sienten de cerquita.

Desde la llegada, el concepto dejó claro que esto no era un festival más. Las experiencias VIP, Side Stage y Cabannas fueron diseñadas para que cada quien viviera el show a su manera: muy cerca del escenario, desde ángulos privilegiados o en espacios cómodos para disfrutar entre amigos. Todo bajo una misma premisa: crear un mood colectivo, pero con la sensación de estar en una fiesta privada.

La Hacienda Susulá se transformó en un montaje inmersivo 360°, con luces, visuales y una producción que abrazaba cada rincón. No había zonas perdidas: donde miraras, algo estaba pasando. El objetivo era simple pero poderoso: que el beat guiara la noche sin distracciones, sin filas eternas, sin multitudes abrumadoras. Solo música, amigos y esa sensación de estar en el lugar correcto, en el momento perfecto.

La curaduría musical fue el alma de Destino Dos Equis Mérida. Victor Cárdenas encendió el mood con su ritmo latino explosivo, marcando el tono de la noche desde los primeros beats. Neil Frances sumó un DJ set alternativo, elegante y cuidadosamente construido, ideal para fluir entre drinks, conversaciones y miradas cómplices. Después, Ovy on the Drums subió la temperatura con beats diseñados para no dejar de bailar, mientras The Blaze envolvió a todos con un show hipnótico, visual y emocional, de esos que se quedan grabados como un recuerdo sensorial completo. El cierre corrió a cargo de Karlo, que mantuvo la vibra arriba hasta el último track, prolongando la sensación de no querer que la noche terminara.

Más allá del line-up, lo que hizo diferente a Destino Dos Equis Mérida fue la forma en la que la marca y el público se encontraron en un mismo lenguaje: el de las experiencias pensadas al detalle. La propuesta dejó claro que la música también puede vivirse en formatos más cercanos, más curados, más humanos, donde cada asistente siente que forma parte de una comunidad efímera, pero intensa.

Con este capítulo en Mérida, Destino Dos Equis se consolida como una plataforma que celebra la música desde la intimidad, la estética y la autenticidad, llevando noches únicas a distintos puntos del país y convirtiendo cada parada en un destino emocional: un lugar al que se viaja no solo físicamente, sino con ganas de conectar, bailar y recordar.

Respaldado por la trayectoria de HEINEKEN México, Destino Dos Equis Mérida se suma a una nueva generación de eventos donde la cerveza, la música y el diseño de experiencia se unen para crear noches que no se scrollean: se viven en tiempo real y se guardan para siempre.

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